Ciencia, tecnología e investigación en México

Post date: octubre 31, 2015 | Category: Decima Segunda Edición Septiembre 2012

En muchas ocasiones nos preguntamos, por qué si México es rico en recursos naturales y humanos, no es considerado un país del llamado primer mundo; si bien este es un tema complejo con muchas aristas, existen planteamientos como el que se expone a continuación, que evidencian la falta de apoyo al desarrollo científico y tecnológico como una de las posibles causas, es decir, sin inversión en investigación, no hay desarrollo; para comprender mejor el caso mexicano vayamos a los antecedentes del problema.

La incorporación de la tecnología en México.

A continuación describiremos el devenir del área de la  tecnología en México, para el Doctor Leonel Corona[1] quien coordina el área de Economía de la Ciencia y la Tecnología en la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), la historia de la tecnología en México se divide en cinco periodos, los cuales se describen a continuación:

I. Técnicas en conflicto 1521-1762. En este periodo, la creación e introducción de técnicas productivas fue limitada, debido a que la organización económica y social establecida por la Conquista española se conservó durante toda la época colonial. Así tenemos que las técnicas nuevas y las que se conservan de las culturas indígenas se implementan en la explotación del trabajo y los recursos naturales. En el caso de la ciencia esta se desarrolla de forma elitista, segregando a la población indígena quienes eran ocupados en faenas diversas[2].

A pesar de la conquista española tenemos que las costumbres y tradiciones indígenas no desaparecen, pues conservan y reproducen su lengua, su modo de vestir tribal y diverso, sus hábitos alimentarios (las técnicas culinarias), la medicina, la construcción colectiva (que existe a la fecha, ejemplo es el tequio en Oaxaca[3], el Diccionario de la Real Academia Española, nos dice que viene del “nahua tequitl, tributo, trabajo. Tarea o faena que se realiza para pagar un tributo”, el tequio sigue vigente hasta nuestros días y es«…la obligación de realizar jornadas de trabajo gratuitas para el mantenimiento y construcción de obras públicas como caminos, calles, edificios públicos e iglesias, o para la introducción de nuevos servicios como educación, electrificación, agua potable, construcción de clínicas, fue esencial para las comunidades marginadas por la inversión pública, pero pocas veces se usó para redistribuir la riqueza o los recursos dentro de ellas. El tequio, general e igualitario para todos los hogares de la comunidad, en términos de su aporte a la formación de la riqueza pública es regresivo en la medida en que todas las unidades entregan lo mismo con independencia de su solvencia o posición” [4]. Es una forma de trabajo comunal indígena que garantiza la subsistencia y la armonía de grupo.). Retomando lo anterior, tenemos que actualmente se siguen hablando lenguas indígenas, algunas de ellas consideradas idiomas como el náhuatl, del cual se han elaborado diccionarios y diversos estudios para preservarlo; en relación a la cocina, a la fecha se siguen preparando diversos platillos herencia del mundo prehispánico, como lo son los gusanos de maguey, actualmente platillo costoso de prestigio gastronómico mundial, los chapulines (insectos comúnmente conocidos como saltamontes) y la misma tortilla de maíz, base de la dieta mexicana; en lo que respecta a la medicina, en la actualidad las personas siguen acudiendo a ‘hierberías’ (o herboristerías) y a especialistas en herbolaria quienes han heredado los conocimientos de generación en generación y son capaces de curar a través de hierbas.

II. De la ilustración a la fábrica, 1763-1849. Este periodo está caracterizado por la introducción de las reformas borbónicas, reflejo del movimiento filosófico y cultural del siglo XVIII, que acentúa el predominio de la razón humana y la creencia en el progreso humano[5], conocido como el periodo de la ‘Ilustración’ europea, según Corona esto implicaba aumentar el consumo y fomentar cierta industrialización, los cuales se veían menguados por el control económico y político caracterizado por la explotación impulsiva en impuestos, milicia y con la expulsión de los jesuitas. Sin embargo, en este periodo se incorporaron nuevas técnicas y la creación y diversificación de algunas actividades industriales, por ejemplo se crean las primeras instituciones dedicadas a la ciencia para vincular los esfuerzos productivos, especialmente en el sector minero. Posterior a la consumación de la Independencia en 1821 de la corona española, se priorizan las actividades de integración nacional, centradas en la educación y los recursos naturales, se inicia por tanto, un proceso de industrialización en las ramas textil y siderúrgica principalmente[6].

III. Locomotoras, altos hornos y turbinas eléctricas, 1850-1934. En este periodo se dinamiza el conocimiento gracias a dos movimientos técnico productivos, a saber: el primero proviene de la producción de infraestructura para ferrocarriles y la electricidad, el segundo movimiento proviene desde la ciencia para el aprovechamiento de los recursos naturales; sin embargo el progreso no se aplica a solucionar demandas ingentes sociales generalizadas, sino que se aboca en muchas ocasiones en consumos visiblemente de lujo, más cosas refinadas y complejas que aumentaron las desigualdades sociales, es decir el progreso para unos cuantos,[7]Leonel Corona apunta: “El progreso que conlleva la introducción de las revoluciones industriales integra una diversidad de innovaciones que van hilando una capacidad técnica, tecnológica y científica. En México este proceso se da de manera incipiente y truncada […]  no se genera una demanda interna de maquinaria y materias primas para la construcción de ferrocarriles y la electricidad, pues las importaciones de estos bienes trasladan el arrastre económico a los países proveedores de las locomotoras y generadores eléctricos, donde las cosechas tecnológicas se constituyen en impulsores y dinamizan el conocimiento científico.”[8] Es decir, se importan máquinas y con ellas las tecnologías, situación que se observa también en otras ramas de la industria, contribuyendo de alguna manera a que se impida el desarrollo de la ciencia y la tecnología en el país.

IV. Modernizaciones truncadas, 1935-1993. El Estado toma un papel central en la promoción de la ciencia y la tecnología, por una parte de los años 35 al 69, se construyen organismos estatales para la educación, la ciencia y la tecnología, como el INIC (Instituto Nacional de Investigación Científica), a este periodo Corona lo llama la primera modernización, caracterizada también por la creación de otros centros dedicados principalmente a solucionar necesidades de las ramas de energía (petróleo, electricidad, nuclear)[9].

Durante este tiempo, los cambios sufridos en la educación científica en México vinculados al desarrollo tecnológico, han sido poco favorables, toda vez que no existen políticas públicas que contribuyan al desarrollo de programas científicos y tecnológicos en el sistema educativo nacional; prueba de ello es que los esfuerzos al respecto corren a cargo de organizaciones no gubernamentales como la Asociación Mexicana de Ciencias quienes mediante programas como La Ciencia en la escuela de la AMC, junto con otras asociaciones civiles buscan mejorar la enseñanza de la ciencia en el país capacitando a docentes y haciendo que los alumnos adquieran experiencias relacionadas con la ciencia y la tecnología,[10] es decir se ocupan de una labor que debería ser llevada a cabo en conjunto por organizaciones y gobierno, sin embargo no es así, dentro del marco de la presentación de la IV Conferencia Internacional Ciencia y Bienestar, el profesor e investigador en ciencias biomédicas Juan Pedro Laclette  “…agregó que dichas iniciativas se llevan a cabo en un paí­s donde todaví­a no se ha tomado la decisión de ver a la ciencia y a la tecnologí­a como algo indispensable, ejemplo de ello es que aún no se ha creado una verdadera polí­tica de estado […] Al respecto, Mario Molina, Premio Nobel de Quí­mica 1995, expresó que la educación cientí­fica debe estar al alcance de toda la población y no solamente a los futuros cientí­ficos, porque en las sociedades modernas la ciencia ya forma parte de la cultura”[11].

La segunda modernización de los años 70 al 93, continúa la construcción de la infraestructura y se añaden políticas explícitas para la ciencia y la tecnología, se substituye el INIC por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, se impulsa la enseñanza técnica y las instituciones de educación superior. Del 70 en adelante en ramas como la química, agricultura, construcción, salud y astronomía hay logros importantes, sin embargo no llegan a difundir las interrelaciones de la ciencia, la tecnología, la producción y la educación. Así tenemos que aunque el Estado toma conciencia que el avance se encuentra en el desarrollo de la ciencia y la tecnología no logra grandes resultados, antes bien solo se logran procesos de aprendizaje de la asimilación tecnológica externa; a partir del 86 con la entrada de México al GATT (General Agreementon Tariffs and Trade, Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio) este periodo se enmarca con programas de privatización, así como aumento del capital extranjero en el país (la venta de paraestatales y bancos a empresas extranjeras, por ejemplo)[12].

V. Hacia un sector de conocimientos, 1994-. Hasta aquí ha quedado constancia de cómo México se ha incorporado de manera desigual a las revoluciones industriales, es así que el Estado ve a través de la apertura económica del comercio, las inversiones y los procesos de privatización la forma de nivelar estas desventajas, paradójicamente la incorporación de México al sector de conocimientos globalizados depende de sus capacidades científicas y tecnológicas en centros de investigación, empresas y en sus relaciones institucionales de cooperación y de transferencia de tecnologías e información[13]; lo que claramente puso al país en desventaja y lo llevó al colapso en una de las mayores crisis de las cuales se tenga memoria.

Recapitulando lo anterior, tenemos que existen capacidades científicas y tecnológicas que se han desarrollado junto con capacidades técnicas prehispánicas de forma que muestran un buen desempeño en su aplicación en las necesidades sociales, tal como: en la agricultura, la construcción y la arquitectura, la astronomía y la medicina. Y por otra parte existen aquellos conocimientos provenientes del exterior que no han sido suficientes para acumular conocimientos al interior del país a largo plazo. De acuerdo a Corona estos aspectos han traído consigo asuntos los cuales hace falta dar solución, tal como: El rezago tecnológico, ya que en el periodo de la segunda revolución industrial se difundieron en México los componentes de la primera revolución industrial, con máquinas de vapor en la industria textil y telares mecánicos combinados con máquinas de tracción animal; en el caso de los inicios del ferrocarril, datan de mediados de los años cincuenta del siglo XIX, con un retraso aproximado de 40 años con respecto a los países industrializados y la aparición de empresas innovadoras y sus mecanismos de apoyo en el decenio de 1990, se estiman rezagadas 20 años, en relación a sus pares en los países industrializados. Por lo que el rezago tecnológico se acumula, “…la segunda revolución industrial se monta sobre el rezago de la primera y la revolución científico-tecnológica sobre el rezago de ambas.”[14]

La tercera modernización para el Doctor Leonel Corona que inicia en 1994, con el acuerdo de México con los países del norte de América a través del TLC (Tratado de Libre Comercio), coincide con el año de despegue de las telecomunicaciones, en donde el país vive un aumento en las posibilidades de estar al día con la información (Internet y otras redes) mas no en la producción de las telecomunicaciones; “…por tanto, participar en la globalización se puede caracterizar espuria, o virtual, cuando la internacionalización de algunos sectores económicos resulta en una débil capacidad científica tecnológica productiva para el desarrollo social y económico”y abunda al respecto: “Se requiere impulsar capacidades en el conjunto de las tecnologías de la información y comunicaciones como en la educación superior y en centros de investigación y desarrollo tecnológico”[15].

Por lo que México no es un país puntero en desarrollo tecnológico, antes bien ha sido consumidor de las tecnologías producidas en otros países, convirtiéndose en cliente en lugar de productor, lo que lo sitúa en una posición de desventaja al momento de querer contar con recursos económicos para formar individuos y generar conocimiento en el área de la ciencia y la tecnología; para evidenciar la gravedad del problema, tenemos que del 2000 al 2007 México no logró superar la barrera de 0.44 % del PIB destinado al gasto por concepto de ciencia y tecnología, en contraste con naciones como Japón que destina 3.0% de su PIB al desarrollo científico, en tanto que Estados Unidos mantiene un 2.7% y los países de la Unión Europea un promedio de 1.9%, por lo que América Latina y el Caribe, junto con Oceanía y África ocupan los últimos lugares en el gasto destinado a ciencia y tecnología[16].

 

De acuerdo al“…informe de la Red Iberoamericana de Indicadores en Ciencia y Tecnología (Ricyt), revela que en 2003, América Latina sólo invertía 2.5 por ciento del total de los recursos mundiales destinados a la ciencia, estimados en 860 mil millones de dólares.  En tanto que Estados Unidos y Canadá, con 35.3 por ciento, y Asia, con 34.4, se ubicaron en las primeras posiciones de la inversión mundial para desarrollo científico y tecnológico; Oceanía destinó 1.2 y África 0.5 por ciento. Destaca que a escala regional, sólo Brasil alcanzó la meta de canalizar al sector uno por ciento de su PIB, ya que, a pesar de enfrentar una ‘severa crisis económica’, no disminuyó los recursos públicos para la investigación”[17]. Según el citado informe, el avance en ciencia y tecnología se convertirá en una herramienta para el desarrollo y contribuir así a la superación de las crisis críticas que enfrenta la región, de ahí la importancia de que México –así como otros países en la misma circunstancia- destinen más recursos al desarrollo de la ciencia y la tecnología; los científicos mexicanos dentro de universidades tienen conciencia de esta situación y los reclamos e inconformidades no se han hecho esperar como la de Jaime Martuscelli Quintana, coordinador de innovación y desarrollo de la UNAM, quien en entrevista al diario La Jornada, en marzo de 2012, apuntó sobre la necesidad de que el gobierno mexicano invierta más en ciencia y tecnología, mencionando que con los niveles actuales no se puede ser competitivo, por ello “…requerimos crear nuevos centros de investigación, reforzar la educación superior y nuestros programas de posgrado, ya que la comunidad científica mexicana sin duda está lista para colaborar, para llevar adelante cualquier iniciativa, pero se enfrenta a la carencia de recursos económicos muy importante, debido a la falta de presupuesto”[18]. Señala que han realizado recomendaciones a la Cámara de Diputados para que aumenten los presupuestos dedicados a la Ciencia y la Tecnología, sin embargo el problema es grave ya que se estipuló por ley en 2001 que la inversión federal para este rubro sería de uno por ciento del PIB; Martuscelli comenta que es vergonzoso que tengamos un investigador por cada mil miembros de la población económicamente activa, cuando lo deseable sería al menos seis a corto y mediano plazo, para dimensionar el problema expuso que en 2008 Estados Unidos publicó 30% de los artículos científicos a nivel mundial, mientras que México produjo tan solo el 0.82%,“…No logro entender la omisión del gobierno federal, si los hechos ahí están, sabemos que sin ciencia y tecnología el país no va avanzar, porque seguiremos dependiendo de tecnología importada, salvo las empresas grandes, que gracias a su fortaleza financiera pueden invertir en ciencia y tecnología en sus propias instalaciones, pero resulta que menos de uno por ciento de las empresas de este país son grandes.”[19] Lo que nos lleva a otras reflexiones asociadas a este problema como son, la inseguridad y la corrupción,[20] donde el presupuesto se ha destinado en su mayoría a seguridad pública, está vinculada también la ‘Guerra contra el narcotráfico’ que en los últimos años ha asolado al país, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía en 2010, 1.53% del PIB [21] fue destinado al rubro de seguridad pública, mientras que en 2011 se destinó 0.34% del PIB [22] para el desarrollo de la ciencia y la tecnología.

Es así que la pobre inversión en formación de científicos ha pasado factura en el desarrollo tecnológico, de acuerdo a The Global Information Technology Report2012 (living in a Hyperconnected World) publicado por el Foro Económico Mundial, en la tabla de información: Calidad de la enseñanza de las matemáticas y la ciencia, México obtuvo un nivel en la escala de 1 a 7 de 2.8 (1=pobre), ubicado en el lugar número 126 de 142 países, y en el rubro de Capacidad de innovación, es decir, la capacidad que tienen las compañías de obtener tecnología en México, ubica al país en la posición número 76 de 142 países con apenas 3.0 puntos en escala de 1 a 7; en el rubro de patentes registradas ante la Patent Cooperation Treaty (PCT), México obtuvo el valor de 1.6 en escala de 1 a 7 y el lugar 58 de la misma cantidad de países[23].

Por lo que, la solución está en la toma de decisiones políticas que garanticen el desarrollo y apoyo a la ciencia y la tecnología por y para el país, partiendo desde una educación de calidad para las grandes mayorías, y a través de ésta poder hacer frente a todas las áreas de mayor preocupación nacional, a saber, crisis alimentaria, pobreza extrema, violencia, entre otros problemas, mismos que se deberían solucionar de raíz y no con paliativos, que sólo los hacen inmunes y a la larga los fortalecen como se ha podido observar hasta nuestros días.

Imagen: PAKAR Erst Revealed.

http://pakar1-corner.blogspot.mx/2011/01/pretending-to-be-scientists-why-low.html.

Consulta: 15 Octubre 2012.

Del artículo: Pretending to be scientists: why the low level of science in Ghana?

[1] Corona, L. (2004) La tecnología, siglos XVI al XX. (1a. Ed.). México, Editorial Océano / UNAM. p.222-238.

[2] Ibídem. p. 223.

[3] Ibídem.

[4]UNAM.Los pueblos indígenas de México, 100 preguntas. http://www.nacionmulticultural.unam.mx/100preguntas/pregunta.html?num_pre=24. Consulta: 27 Marzo 2012,

[5] Diccionario de la Real Academia Española. http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=ilustrac%F3n. Consulta 28 Marzo 2012.

[6] Leonel Corona, op. cit. P.224.

[7] Leonel Corona, op. cit. P.225.

[8] Ibídem. P. 226.

[9] Ibídem. P. 227.

[10] Asociación Mexicana de Ciencias AMC. http://www.comunicacion.amc.edu.mx/noticias/analizan-ensenanza-de-la-ciencia-en-mexico/. Consulta: 28 Septiembre 2012.

[11] Ibídem.

[12] Leonel Corona, op. cit. P. 228-229.

[13] Ibídem. P. 229-231.

[14] Ibídem. P. 232.

[15] Ibídem. 238.

[16] Datos del Ricyt, informe de la Red Iberoamericana de Indicadores en Ciencia y Tecnología. En: Diario La Jornada. “México, entre las naciones que menos recursos destinan a ciencia y tecnología.”http://www.jornada.unam.mx/2007/01/18/index.php?section=sociedad&article=045n1soc. Edición: 18 Enero 2007. Consulta 28 Marzo 2012.

[17] Ibídem.

[18] Diario La Jornada. Disminuye a 0.36 el porcentaje del PIB destinado a ciencia y tecnología.” http://www.jornada.unam.mx/2011/08/18/index.php?section=politica&article=016n2pol&partner=rss. Edición: 18 Agosto 2011. Consulta: 28 Marzo 2012.

[19] Ibídem.

[20] “En el 2010 ocurrieron 22 millones 714,967 delitos en el país. Ello significó una pérdida por la inseguridad e inversión de 210,000 millones de pesos.” Diario El Economista. La inseguridad le roba 1.53% del PIB a México, dice el INEGI. http://eleconomista.com.mx/sociedad/2011/09/21/inseguridad-le-roba-153-pib-mexico-dice-inegi. Consulta: 30 Marzo 2012.

[21] Ibídem.

[22] Diario La Jornada. México no invertirá 1% del PIB en ciencia y tecnología antes de 2050.” http://www.jornada.unam.mx/2010/10/31/sociedad/033n2soc. Edición: 31 Octubre 2010. Consulta: 30 Marzo 2012.

[23] Foro Económico Mundial. http://www3.weforum.org/docs/Global_IT_Report_2012.pdf. Consulta: 28 Septiembre 2012.