El valor del diseño interior

Post date: mayo 18, 2015 | Category: Décimo Cuarta Edición Octubre 2014

ARTÍCULO

Resumen: Este ensayo explora las posibilidades de la valorización del diseño interior, destacando las cualidades por las que es apreciado; considerándolo como una actividad especializada que va en creciente demanda. Como en cualquiera otra reflexión primero exploraremos el significado de las variables en juego: el concepto de valor y el concepto de diseño interior.

1. El valor:

Según la RAE, proviene de latín valor, -ōris. Y dentro de los diferentes significados podemos destacar:

1. m. Grado de utilidad o aptitud de las cosas, para satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar o deleite.

2. m. Cualidad de las cosas, en virtud de la cual se da por poseerlas cierta suma de dinero o equivalente.

3. m. Alcance de la significación o importancia de una cosa, acción, palabra o frase. (RAE, 2012)

Estas definiciones sintetizan el discurso filosófico en relación a la naturaleza del valor, el material y el conceptual o subjetivo y objetivo. El valor es objetivo si existe independientemente de un sujeto o de una conciencia valorativa; a su vez, será subjetivo si debe su existencia, su sentido o su validez a reacciones,  ya sean fisiológicas o psicológicas del sujeto que las valora. El discurso de la naturaleza subjetiva del valor, donde uno de sus principales teóricos es Russel, sostiene que los bienes son valiosos en la medida que alguien se interesa por ellos y el hecho de que sean subjetivos limita la intensión de jerarquizarlos o clasificarlos, lo que para una persona es bueno para otra es malo.  Del lado de las teorías objetivistas tenemos a Max Scheler, que inspirado en Kant, menciona que los bienes son de orden objetivista y los valores dependen de los sujetos, ya que uno y otro provienen de naturalezas diferentes no puede haber consensos.

 

Lo cierto es que ambas posturas son reales, el valor objetivo o material de una silla dependerá del material con el que esté conformada y el tiempo de mano de obra, por otro lado, su valor subjetivo dependerá de sus cualidades utilitarias, estéticas o confortables, las cuales serán evaluadas por el usuario. Lo que podemos observar en este ejemplo, es que el valor que se le dé a la silla estará determinado por la mezcla de los factores objetivos y subjetivos.

Respecto a esto, Risieri Frondizi [1]  menciona:

La organización económica, jurídica, las costumbres, la tradición, las creencias religiosas y muchas otras formas de vida que trascienden la ética,         son las  que han contribuido a configurar determinados valores morales, que luego son afirmados como existentes en un mundo ajeno a la vida del      hombre. Si bien el valor no puede derivarse exclusivamente de elementos físicos, tampoco puede cortarse toda conexión con la realidad.  (Frondizi, 1972)

Frondizi observa que el valor es un concepto más complejo, dice que depende de la cualidad estructural de las cosas o bienes, en donde la relación de los miembros que conforman la estructura es más importante que cada uno de los elementos que le conforman. Es decir los juicios de valor son determinados por una serie de “situaciones” que influyen en los bienes y sus apreciaciones.

Explica que las situaciones que influyen en los juicios de valor son:

            1. El ambiente físico.

            2. El ambiente cultural

            3. El ambiente social, no solo contando las estructuras sino también las creencias, convenciones, supuestos, prejuicios, actitudes y comportamientos predominantes de una comunidad en particular grande o pequeña

            4. El conjunto de necesidades, expectativas, aspiraciones  y posibilidades de cumplirlas.

            5. El tiempo y el espacio

Las situaciones, son los factores que ayudan a explicar la forma en la que el concepto de valor se genera en el imaginario colectivo de un grupo social determinado y en cada uno de sus miembros. Frondizi explica:

Estos factores no están estratificados, como los pisos de un edificio, ni pueden ordenarse en jerarquía fija. La importancia varía según la situación total y las condiciones en las que se halle el sujeto. Por otra parte, los factores están íntimamente interconectados, como los órganos de un ser vivo. Cualquier cambio en uno de ellos altera a los demás. Los cambios situacionales afectan la relación del sujeto con el objeto, de la que surge el valor. De ahí la importancia de la ecología del valor. (Frondizi, 1972)

Retomando el ejemplo de la silla y enfocándolo al concepto de la ecología del valor, apreciamos cómo la silla Barcelona, diseñada por Mies van der Rohe, se ha vuelto un icono del diseño del siglo XX. Fue diseñada y fabricada en el año de 1929 como parte del diseño del Pabellón de Barcelona, que representaría a Alemania y albergaría la recepción oficial, con la presencia del Rey Alfonso XIII y las autoridades alemanas. La intensión principal del pabellón, era demostrar los ideales de progreso y apertura  de la Alemania de la post-guerra. Van der Rohe representó los conceptos de “claridad, simplicidad e integridad” en el espacio y buscó la manera de incluir  mobiliario, cuyo objetivo era el de recibir al rey de España. Con líneas simples pero con una gran calidad de fabricación, originalmente realizada en acero inoxidable pulido y piel de cerdo, está inspirada en la Sella Curulis de la roma antigua. Estas características, le han valido para ser considerada dentro del diseño de espacios representativos de modernidad y elegancia en todo el mundo.

 

 

 

 

 

La ecología del valor nos ayuda a entender cómo para una persona o sociedad, en un tiempo y espacio determinado, algo puede tener un inmenso valor  y para otros no. Es de esta forma que Frondizi explica:

El valor es pues, una cualidad estructural que tiene existencia y sentido en situaciones concretas. Se apoya doblemente en la realidad, pues la estructura valiosa surge de cualidades empíricas y el bien al que se incorpora se da en situaciones reales. Pero el valor no se reduce a esas cualidades ni se agota en sus realizaciones concretas, sino que deja abierta una ancha vía a la a actividad creadora del hombre. (Frondizi, 1972)

Es importante destacar el concepto de creatividad que incluye Frondizi en su explicación, ya que ayuda a realizar un vínculo con el diseño. La silla Barcelona fue diseñada en situaciones muy específicas, respondía a una serie de necesidades y fue una muy acertada respuesta a la realidad de ese momento. Van der Rohe, después de haber sido exiliado a Estados Unidos, realizó ciertas modificaciones en el diseño para que pudiera ser fabricada en serie y vendió su licencia a Knoll[2], empresa que la fabrica, distribuye y vende desde 1953. La “actividad creadora del hombre” modificará los bienes valorados en ciertas circunstancias, para que se adapten a los cambios culturales con la finalidad de que el valor adquirido permanezca.

Observamos que las situaciones, dadas por el devenir de la cultura, son las que otorgan el valor a los bienes, a lo que surge la pregunta: ¿cómo poder jerarquizar el valor bajo ese devenir cultural? Frondizi explica que para poder jerarquizar el valor deben de tomarse en cuenta los siguientes aspectos:

            1. Reacciones del sujeto, sus necesidades, intereses, aspiraciones, preferencias y demás condiciones fisiológicas, psicológicas y socioculturales.

            2. Cualidades del objeto. No basta que alguien prefiera algo para que se convierta en mejor; es menester que sea «preferible» para él en una situación concreta. Dicha cualidad depende, en buena parte, de las propiedades del objeto. La doctrina que proponemos no es subjetivista por prestar especial atención al sujeto, pues aspira a determinar objetivamente lo que es mejor para él.      La doble atención a las condiciones del sujeto y la cualidad objetiva es muy íntima. La propiedad objetiva puede consistir en ser capaz de suscitar en el sujeto determinadas vivencias que sean valiosas. Ésta es una razón más para descartar el valor «en sí».

            3. La situación. Si varían las condiciones en que se da la relación del sujeto con el objeto, varía lo «preferible», esto es, la altura del valor. Hay circunstancias que influyen muy poco; otras las modifican fundamentalmente.

Sin embargo, tomando en cuenta el planteamiento de la estructuración del valor, en base a las situaciones que lo definen como dinámico, cambiante y evolutivo, Frondizi menciona que los criterios no pueden tomarse como recetas preestablecidas o criterios fijos y muy acertadamente concluye:

…Debemos sopesar todos los factores relevantes que integran la totalidad dada por la relación del sujeto con el objeto en la situación y decidir luego, tomando también en consideración las consecuencias. En otras palabras, la evaluación requiere del ejercicio pleno de la razón y de experiencia total, además de la imaginación para prever y responsabilidad para decidir. (Frondizi, 1972).

Los criterios de valor son complejos y las evaluaciones solo pueden verse terminadas cuando se tenga una visión completa de las situaciones,  los postulados de Frondizi se basan en la observación de la realidad y de la teorización de los acontecimientos de la vida cotidiana, en donde los bienes son  producto de la cobertura de las necesidades contextualizadas, y adquieren valor para quien lo vive o aprecia en el momento.

2. El diseño interior

Primero hablaremos del generador del espacio interior, la arquitectura. En 4,000 años de evolución, de la humanidad y de la práctica de la construcción, son múltiples las definiciones de la arquitectura, iniciaremos con la RAE:

1. f. Arte de proyectar y construir edificios.

Esencialmente, la arquitectura es la disciplina que se encarga de la planeación y construcción de edificaciones de toda índole (públicas y privadas). Complementando esta idea podemos citar a William Morris[3]:

La arquitectura abarca la consideración de todo el ambiente físico que rodea la vida humana: no podemos sustraernos a ella mientras formemos parte de la civilización, porque la arquitectura es el conjunto de modificaciones y alteraciones introducidas en la superficie terrestre con objeto de satisfacer las necesidades humanas, exceptuando sólo el puro desierto. (Morris, 1881)

El ambiente físico y las necesidades humanas son los factores que generan los espacios y sus características conceptuales y físicas. Lo cierto es que debe de haber un equilibrio entre la adaptación del espacio físico natural y las necesidades o actividades que el hombre debe realizar, como bien lo mencionaría el arquitecto historiador Bruno Zevi:

La arquitectura no deriva de una suma de longitudes, anchuras y alturas de los elementos constructivos que envuelven el espacio, sino dimana propiamente del vacío, del espacio envuelto, del espacio interior, en el cual los hombres viven y se mueven. (Zevi, 1998)

Es por esta razón que la arquitectura es una de las disciplinas más complejas, ya que debe de conjuntar los conocimientos necesarios para que la edificación pueda adaptarse a las condiciones físico naturales, el entendimiento de las actividades humanas y la cultura del usuario, para generar un producto que sea útil. El arquitecto equilibra la dicotomía del emplazamiento, que debe de integrarse al contexto natural-artificial y satisfacer las necesidades espaciales que demandan las actividades humanas.

De estas características derivan sus valores esenciales, explicados por Vitruvio en el primer tratado de arquitectura de la historia. Estos valores son clásicos y universales, ya que no importa en qué punto geográfico o época de la historia se analice una construcción, si contiene estos 3 valores será apreciada por la sociedad. Los valores son:

Valor Útil: la disposición de las habitaciones y los espacios, de manera que no hubiera trabas en su uso, y que el edificio se adapte perfectamente a su emplazamiento.

Valor Estructural: los cimientos deben ser sólidos y los materiales de construcción deben de ser elegidos con juicio.
Valor Estético: que el aspecto de la obra sea agradable y de buen gusto, así como sus elementos fueran adecuadamente proporcionados y armoniosos con base en los principios de la simetría.

A mediados del siglo pasado, el Arq. José Villagrán realiza su “Teoría de la Arquitectura”, donde desarrolla cierto número de reflexiones girando en torno al objeto arquitectónico, retoma los conceptos de Vitruvio y los complementa con una muy acertada implementación del valor social:

Valor Social: la arquitectura se entiende como un fenómeno cultural, a la par como logro artístico y tecnológico. Es un compendio de los valores culturales. La arquitectura es el reflejo de la sociedad.

Por lo tanto, la arquitectura es la disciplina que se dedica a la proyección y construcción de edificaciones, mismas que deben ser adaptadas a las condiciones físicas de los emplazamientos y las necesidades de la sociedad. Deberá de contener los valores esenciales: la utilidad, la estructura, la estética y el social; para poder ser apreciado. También observamos que la arquitectura genera el espacio interior, donde se realizan las actividades del hombre; sin embargo, las edificaciones pueden llegar a tener mayor temporalidad que las actividades del hombre, es decir, las estructuras arquitectónicas permanecerán por más tiempo que las actividades, o en su defecto serán planeadas, en términos generales, como envolventes espaciales, con posibilidad a adaptar los interiores a actividades dinámicas y cambiantes. Es en este punto donde podemos realizar la conexión con el diseño interior.

Para este concepto nos referiremos al Nacional Council for Interior Design Qualification[4] (NCIDQ), organismo que desde 1974 evalúa las competencias de los diseñadores de interiores, que pretenden trabajar en el área de la arquitectura y construcción en Estados Unidos y Canadá. Definen al diseño interior como:

Profesión multifacética en la que las soluciones técnicas y creativas son aplicadas dentro de una estructura para alcanzar la construcción de un ambiente interior. Estas soluciones son funcionales, realzan la calidad de vida y la cultura de los habitantes y son estéticamente armónicos. Los diseños son creados en respuesta a, y coordinando con la envolvente del edificio y el conocimiento de la localización física y el contexto social del proyecto. Los diseños deben cumplir con los requisitos del código de construcción y de regulación, y fomentar los principios de la sostenibilidad ambiental. El proceso de diseño interior sigue una metodología sistemática y coordinada, incluida la investigación, el análisis y la integración de los conocimientos en el proceso creativo, en el que las necesidades y recursos del cliente se satisfacen para producir un espacio interior que cumpla con los objetivos del proyecto. (National Council for Interior Design Qualification , 2014)

Podemos observar que la disciplina del diseño interior involucra muchos de los procesos de la arquitectura, ya que también toma en cuenta los contextos físico-naturales, sociales y las necesidades de los usuarios para producir espacios armónicos y funcionales; su diferencia radica en la especial atención que se pondrá a la adaptación de la estructura existente a las necesidades emergentes. Es decir, debe de existir la arquitectura para intervenirla en su diseño interior. Es por esta razón por la que los valores arquitectónicos serán compartidos con el diseño interior, e inclusive le complementarán en el ánimo de reestablecer los valores funcionales, después de perderse las actividades por las que fue proyectado el edificio, y al pasar de los años, se vean cambiadas y/o actualizadas.

Así como Mies van der Rohe modificó el proceso de fabricación de la silla Barcelona, para poder ser producida en serie y adquiriera un valor comercial; una estructura arquitectónica se verá modificada en su interior, gracias a la “actividad creadora del hombre”, para poder permanecer en su valor utilitario. Retomaré como ejemplo este pequeño departamento en Tel Avid[5], que fue adquirido por unos diseñadores con el ánimo de adaptarlo a sus necesidades y  gustos, éste fue el resultado:

Antes

Después

Si bien en este ejemplo no se cambió el giro utilitario, ya que permaneció como casa habitación, si podemos apreciar:

1. La intervención del diseño interior para solucionar problemas de manera creativa y técnica, con la finalidad de adaptarse al tipo de vida de los nuevos habitantes e inclusive  a los cambios culturales de la historia.

2. La intervención del diseño interior, dentro de la estructura original, para resaltar o rescatar los valores esenciales de la arquitectura como la funcionalidad y la estética.

Por lo tanto, el diseño interior es considerado una especialidad dentro de la arquitectura, ya que su campo de acción se debate en la adaptación del espacio existente a las necesidades cambiantes del ser humano y en las cuestiones técnico-creativas, que ayuden al usuario a obtener el mayor provecho de la estructura en pro de las actividades específicas que se realicen ahí.

En este sentido, es entendible que comparta los valores arquitectónicos, sin embargo, siendo una especialidad también debe de complementar con algunos otros valores que sean realmente inherentes a la actividad del diseño interior. Por lo que se realiza la siguiente propuesta.

3. El valor del diseño interior.

Las conclusiones que se presentan a continuación son producto de la investigación de campo, con entrevistas a especialistas del diseño interior, los cuales han tenido a una amplia experiencia en la práctica del diseño y bibliográfica para sostener los postulados. 

Dentro de los especialistas que se consultaron, puedo citar a Aurelio Vázquez Duran, fundador y director de DIN Interiorismo[6], y a Elizabeth Gómez Coello, integrante de Muro Rojo[7]. La pregunta que se les realizó fue ¿para ti cuál es el valor del diseño interior?. Bajo esta misma interrogante se encontraron ciertos conceptos en libros como “El  profesional reflexivo, como piensan los profesionistas cuando actúan” de Donald A. Shön[8].

Enunciamos lo valores que se detectaron:

1. Personalización del espacio: se destaca que todos los caminos a seguir dentro del proceso del diseño interior deben de estar enfocados a poder satisfacer todas las necesidades del usuario, ya sea de índole conceptual, funcional o económica. El atender las particularidades del usuario, dotará al  espacio de una característica única e irrepetible, la originalidad. Este usuario puede ser un individuo o en su defecto una institución.

Zapatería DIC&CO por DIN Interiorismo

2. Identidad. Este valor se origina cuando se dota al espacio de características que lo hagan representativo de un lugar o cultura, y que un conjunto de personas lo identifique como parte de su imaginario colectivo.

Restaurante del Hotel Azul Oaxaca Héctor Esrawe

3. Experiencia espacial. Este valor está involucrado con las potencialidades del proyecto, de poder transportar al usuario a un lugar inesperado o transmitir sensaciones especiales, utilizando como medios de comunicación los 5 sentidos del usuario.

Restaurante Contramar para expo Zaragoza 2008 Héctor Esrawe

4. Calidad del trabajo de proyección y ejecución de obra: este valor involucra el poder hacerse distintivo en la calidad de la proyección del  espacio y su ejecución de obra y por lo mismo debe de atender, además, a los reglamentos de construcción y especificaciones de accesibilidad, con la finalidad de ofrecer un espacio seguro, higiénico  y adecuado para realizar las actividades necesarias.

Hotel Brick Ciudad de México por Muro Rojo.

El diseño interior como disciplina atenderá, por medio de diversos procesos,  la adaptación de los espacios generados en la arquitectura a las cambiantes actividades del hombre. Dichos procesos deben de tomar en cuenta las “situaciones”  a las que hace referencia Frondizi: el ambiente físico, el ambiente cultural, el ambiente social, el conjunto de necesidades y el tiempo y el espacio, para obtener un excelente resultado que sea apreciado por los usuarios del lugar. En otras palabras, el valor del diseño interior radica en ser la disciplina que promueve la revalorización de los espacios arquitectónicos, ajustándolos creativamente a la dinámica evolutiva de la cultura y su apreciación valorativa.

 

ÍNDICE DE CITAS

[1] Filósofo y antropólogo argentino. Con estudios en el Instituto Nacional de Profesorado de Buenos Aires y Harvard. Obras “ El punto de partida del filosofar” (1945) “¿Qué son los valores?” (1958) “Descartes” (1991).

[2] Fabricante de mobiliario en U.S.A. http://www.knoll.com 

[3] William Morris (1834-1896)Fundador del Arts and Craft, distinguido por sus aportaciones en el diseño y la arquitectura interior.

[4] Organismo norteamericano encargado de realizar la certificación en el ramo del diseño interior http://www.ncidqexam.org/

[5] Para ver el proyecto completo http://www.desiretoinspire.net/blog/2010/8/13/a-completely-renovated-first-apartment.html

[6] http://www.din.com.mx/

[7] http://www.murorojo.com/

[8] Dentro de este libro se realiza un analisis de las clases de los talleres de diseño en la carrera de arquitectura, en las que hay cientas reflexiones en relacion a los espacios que puden ser transportadas acertadamente al contexto del diseño interior.