Acerca de las competencias profesionales

Post date: julio 08, 2017 | Category: Octava Edición Diciembre 2009

¿Qué son las competencias profesionales?

El concepto de las competencias surge en el contexto educativo actual, a raíz de los múltiples cambios surgidos en el mundo que nos está tocando vivir; la economía los cambios sociales y culturales en definitiva ejercen influencia en el ámbito educativo, que hay que reconocer está reaccionando lentamente, la educación hoy en día aún responde a paradigmas de antaño, encontrando resistencia por parte de muchos profesores —en especial y en el caso que nos ocupa a nivel universitario— que continúan impartiendo asignaturas bajo esquemas rígidos (a saber memorización, uso únicamente de la exposición por parte del profesor y resistencia a ser cuestionados en clase por los alumnos).

Así tenemos significados vinculados a la palabra competencias son: capacidad, cualificación, aptitud, destreza, responder a, corresponder, estar en buen estado, ser suficiente, pertenecer o incumbir, aptitud, idoneidad, tocar, Bastante, debido, proporcionado, oportuno, adecuado, oposición, obligación, incumbencia, hábil, capacitado, capaz, entendido, docto, diestro, correspondiente, dispuesto, incumbir, tocar, atañer, concernir, corresponder, suficiencia, habilidad, disposición, debido, proporcionado, oportuno, adecuado y muchos más. El Internet está lleno de multitud de acepciones, todas ellas pertinentes en algún sentido. Sin embargo, la competencia ligada al ámbito profesional “engloba el conjunto de realizaciones, resultados, líneas de actuación y consecuciones que se demandan del titular de una profesión u ocupación determinada” (Prieto, 1997:10), lo que significa que competencia son las habilidades y capacidades de una persona, entre otras muchas cuestiones de las que hablaremos más adelante. Es decir, es un término que lejos de ser superficial es complejo.

Tejada en relación al término menciona que: “[…] dependiendo de las necesidades de la situación se implicarán unos u otros atributos en la búsqueda de la solución más idónea a la misma. Concretamente se considera que la competencia es un conjunto estructural complejo e integrado de atributos necesarios para la actuación inteligente en situaciones específicas.”1

Me ha llamado la atención la cantidad de información existente entorno a las competencias, lo que ratifica que representan la vanguardia en la educación, no es para menos ya que son la respuesta para intentar poner orden al caos, es decir, la educación por competencias en vez de sólo verter conocimientos en el alumno, como hasta hoy se ha venido manejando. Lo interesante también con la gran diversidad de puntos de vista entorno a las mismas, tales como: “[…] concepciones de la competencia como estructuras profundas, propio de las teorías de Levi Strauss, Chomscky o Piaget; como principio sintetizador dentro de la teoría de la Gestalt; como operaciones de hábito, según Bourdieu; como código de Bernstein; como realización de logro en la etnometodología; como conductas operacionales dentro del conductismo, etc.”2

Pudiera resultar confusa tal lluvia de información existente relacionada al tema, sin embargo, “Esencialmente, la competencia es la relación existente entre lo interno de la persona y lo externo. Es decir, el mismo proceso de adquisición y de postración de la capacidad, reconocida públicamente, así como la aceptación individual […] Acabamos de conceptualizar las competencias como el conjunto de conocimientos, procedimientos y actitudes combinados, coordinados e integrados en la acción adquirida a través de la experiencia (formativa y no formativa -profesional-) que permite al individuo resolver problemas específicos de forma autónoma y flexible en contextos singulares.”3 Considero de todo lo que investigué del tema esto es lo que me clarificó qué eran las competencias, tenemos así que se trata de un concepto muy ambicioso si se quiere ser aplicado a la educación superior, sobre todo si consideramos que por lo regular en el alumno no evaluamos la aplicación y éxito de lo aprendido en clase en distintas situaciones, sino que se hace una evaluación dentro del aula, que las más de las veces nada tiene que ver con la realidad externa a la escuela, por lo que, sin duda queda la enorme duda de si el alumno habrá integrado éstos nuevos conocimientos a su forma de hacer, ver y conducirse en su vida y en el campo laboral profesional, de ahí que desde mi punto de vista la cuestión de la evaluación debe ser un gran tema en la educación por competencias.

 

¿Por qué estar pensar en competencias profesionales?

Además de ser una de las propuestas para la educación del Banco Mundial, como sabemos máximo órgano rector de la economía global y de que las cosas no se hacen si no se cubre con las expectativas que marca el BM, me parece que en esta (como en otras ocasiones, aunque no en todas), no se han equivocado, ya que la educación por competencias lleva a la reflexión ¿De qué sirve la educación si ésta no se aplica a nuestra vida, no sólo profesional sino a la personal, a la forma en que vemos las cosas? Y por el contrario se queda todo en un cuaderno en apuntes, que seguramente después del examen el alumno nunca consultará. De ahí que sea indispensable hablar de la educación por competencias.

De tal manera que además de lo anterior, algunas otras bondades de las competencias es que: “A su vez, la o las competencias logradas aumentan el poder de las capacidades con lo que el proceso se convierte en una espiral centrífuga y ascendente que hace necesario el planteamiento que dimana de la formación permanente: logro de más y mejores competencias en el desarrollo evolutivo de las capacidades de la persona […] Las competencias sólo son definibles en la acción. En la línea de lo apuntado anteriormente, las competencias no son reducibles ni al saber, ni al saber-hacer, por tanto no son asimilables a lo adquirido en formación. Poseer unas capacidades no significa ser competente. Es decir, la competencia no reside en los recursos (capacidades) sino en la movilización misma de los recursos. Para ser competente es necesario poner en juego el repertorio de recursos.” 4

La competencia, involucra una serie de eventos concatenados, implica la integración y aplicación de diversos saberes, no de manera aislada. “Incluso, desde esta óptica, puede llegarse a que el saber actuar sea el precisamente no actuar. Una buena reacción ante una situación problemática puede ser precisamente no intervenir.”5

Así tenemos que las competencias involucran experiencias de vida y no sólo experiencias aúlicas, de tal modo que están en constante evolución.

 

Las competencias en el marco del mundo globalizante

En nuestra sociedad se ha habitado en las últimas décadas con enormes y acelerados cambios en lo tecnológico como el Internet, las computadoras, la televisión por cable y todos los enseres que nos facilitan la vida pero que nos separan de lo real, que nos deshumanizan; en lo social, vemos un aumento de pobreza y polarización de las clases sociales, migración, aumento de la violencia, entre otros problemas de igual o más envergadura; cambios económicos que determinan la movilidad de las personas, por ejemplo, ahora no es extraño morir en otro país o ciudad diferente del que nos tocó nacer, debido a que buscamos básicamente vivir más prósperamente. El contexto, por último, pues, es clave en la definición. Si no hay más competencia que aquella que se pone en acción, la competencia no puede entenderse tampoco al margen del contexto particular donde se pone en juego. Es decir, no puede separarse de las condiciones específicas en las que se evidencia.”6

Ante este panorama desolador, que en vez de llamar “aldea global”, algunos insisten en llamar “saqueo global”, es que se toma conciencia de la importancia de la educación por competencias, en un intento desesperado por estandarizar, por dar uniformidad a esa amplia gama (en este caso) de egresados de las carreras profesionales, que con todas las buenas intenciones los ayude a no estar en desventaja con egresados de universidades del primer mundo. Sin embargo, no sólo se trata de aplicar competencias como solución, el problema como ya vimos en el párrafo anterior es mucho más complejo; como profesora universitaria me doy cuenta, que la mayoría de los alumnos, no tienen iniciativa en clase (se las aniquilaron en la educación primaria), no les gusta trabajar en los contenidos de las materias, lo sienten oneroso e innecesario, le hacen más caso a lo que ven en los medios de comunicación masiva (los cuales no hacen más que aumentar la ignorancia) que al profesor, es decir, la educación profesional en México está en crisis, los egresados no se dedican a ejercer las carreras de las cuales egresaron, simplemente porque no hay fuentes de trabajo suficientes y las que hay están muy mal pagadas, los maestros en universidad somos ejemplo de ello, somos profesionistas que nos vemos obligados a ejercer la docencia por esta razón, que después algunos sucumbamos ante las satisfacciones que da la docencia es otra cosa, sin embargo, percibí que muchos de los que alguna vez fueron mis profesores, lo hacen solamente por obligación o sólo por necesidad económica y eso invariablemente se traduce en apatía de los estudiantes, que perciben la actitud del profesor.

De ahí que los gobiernos tengan problemas en la aplicación de la educación por competencias, ya que simplemente se está hablando de transformar todo el sistema educativo nacional, sin embargo, desde mi punto personal de vista, a la par también se deben crear las condiciones políticas, económicas y sociales que favorezcan este cambio, caso contrario, se está hablando de una situación tan ilógica como querer que crezca un árbol de manzanas en agua salada, no puede haber tal.

Relacionado al contexto, Tejada nos dice que: “[…] lo que se ha puesto de manifiesto es la dificultad para los gobiernos de unificar una política coherente a largo plazo por cuanto existen diferentes y legitimados intereses para objetivos muy diversos, siendo también los orígenes y planteamientos de formación profesional muy dispares. […] Estamos apuntando que en la dirección del análisis y solución de problemas en un contexto particular en el que a partir de dicho análisis (y para el mismo) se movilizan pertinentemente todos los recursos (saberes) que dispone el individuo para resolver eficazmente el problema dado. Pero ello no quiere decir necesariamente que cada contexto exige una competencia particular, con lo cual podríamos llegar al infinito interminable de competencias, sino que la propia situación demanda una respuesta contextualizada.”

 

Bibliografía

TEJADA, José. La educación en el marco de una sociedad global: algunos principios y nuevas exigencias. Profesorado, revista de currículum y formación del profesorado, 4 (1), (2000). Universidad Autónoma de Barcelona.

TEJADA, José. Acerca de las competencias profesionales. Documento publicado en dos artículos de la Revista Herramientas, (I), núm. 56 (pp. 20-30) y Acerca de las competencias profesionales (II) 57 (8-14) 1999.

1 TEJADA, José. Acerca de las competencias profesionales. Documento publicado en dos artículos de la Revista Herramientas, (I), núm. 56 (pp. 20-30) y Acerca de las competencias profesionales (II) 57 (8-14) 1999.

2 Ibid.

3 Ibid.

4 Ibid.

5 Ibid.

6 TEJADA, José. La educación en el marco de una sociedad global: algunos principios y nuevas exigencias. Profesorado, revista de currículum y formación del profesorado, 4 (1), (2000). Universidad Autónoma de Barcelona.